Muchas veces me han preguntado ya que si no extraño ir a trabajar a la biblioteca, y la verdad es que la extraño bastante -aunque no siempre quiera admitirlo. Mentiría si no les dijera que extraño los pasillos llenos de libros, los interminables temas y las muchas sorpresas que me he encontrado una vez que me aprendí el sistema de clasificación Dewey.
Honestamente me quedé con ganas de seguir revisando los viniles que se encuentran en colección Xavier Moyssen y rescatar esos libros de la colección general que cumplen los 100 años, para así mandarlos a la colección especial para que sean tratados con el debido cuidado. Ni se diga todos los cd's que quería escuchar, tantas posibilidades.
Con las medidas de prevención que nos impiden volver a los espacios físicos de nuestra universidad definitivamente se dejaron sentir primero la ventaja de nuestra biblioteca digital y por el otro, las carencias de la misma, pues existen miles de libros que no se han digitalizado o a los que simplemente no tenemos acceso. Pero la biblioteca no son solo libros.
Las bibliotecas no son solo espacio de almacenamiento. Son espacios de generación de ideas, donde estudiantes, docentes y bibliotecarios aprendemos mutuamente y crecemos individualmente. Y eso es algo que no extraño de la biblioteca, pues hemos logrado trasladar esa experiencia con los servicios que ofrecemos de atención y referencia. En cada recomendación o sugerencia hecha por nuestro equipo existe la intención de mover, de impulsar nuevas conceptos, nuevos métodos.
Este espacio es solamente un pequeño esfuerzo más en esa experiencia que llamamos biblioteca.
[La biblioteca] Es una nave espacial que os llevará a los confines del universo, una máquina del tiempo que os llevará al pasado remoto y al futuro remoto, un profesor que sabe más que cualquier ser humano, un amigo que os entretendrá y consolará –y sobre todo, una puerta, a una vida mejora y más feliz y más útil. - Isaac Asimov